domingo, agosto 21, 2005

Historia de un Maracucho en México (Parte IV)

Historia de un Maracucho en México (Parte IV)
Nota: Los nombres han sido cambiados para proteger a los inocentes.

Disculpen mis amigos por no haber escrito en mucho tiempo, pero es que estaba relacionándome aún más con ésta raza extraña llamada raza mexicana. Las historias son increíbles, las situaciones casi imposibles de creer pero es así, son ciertas, así sucedieron.
En el metro: Ya les he contado historias del metro, ese maravilloso topo-bus que recorre a la ciudad en sus entrañas. Los protagonistas siguen siendo los usuarios. Estos usuarios no los entiendo, uno entra por las puertas al increíble mundo subterráneo con el fin de poder movilizarse rápidamente de un sitio de la ciudad a otro y se encuentra con el siguiente panorama: personas caminando por todas direcciones sin un orden, bloqueándose, chocándose, insultándose unos con otros en palabras que a mi juicio no tienen valor pero que a ellos les llega hasta la madre. Por lo general las estaciones de metro constan de dos pasillos enormes o de un superpasillo por el que la gente igual debería caminar por el lado derecho, como los autos en una autopista, pues no, estos bichos parecen asteroides y fragmentos planetarios luego de una explosión, van por donde les sale del forro creando caos. Otra peculiaridad es que la mayoría van corriendo, será que sólo hay una salida de metro por hora y quieren alcanzarlo antes que se vaya y no se ponen a pensar que pasa uno cada 5 minutos. Entonces ves a estudiantes, abuelitos y gente “enflusá” esmachetaos por los pasillos y escaleras mecánicas, empujándose unos con otros al subir o bajar de las escaleras, de hecho, son mecánicas y como en el aeropuerto, van corriendo dando la sensación de ir a velocidades hipergalácticas, pero eso si, van metiéndose hasta por el mínimo huequito que dejan las personas entre sí mientras usan las escaleras, pero que vaina, siempre usan las mecánicas y las estáticas vacías, ellos prefieren empujar y arrecharse cuando un ciudadano consciente y “ostináo” de esa verga les cierra el paso, jejejejeje ese soy yo. Yo me pongo en medio de las escaleras y extiendo mis brazos para tomar cada pasamanos, por ahí no pasa nadie, siempre hay osados que solicitan les de paso, pero yo me niego, diciendo que falta poco o hablándoles en un idioma X que por supuesto no entienden y que asumen que hablo por mi cara de musulmán arrepentío.
Al llegar al andén, veo como la cuerda de animales se acumula donde las escaleras o los pasillos los condujeron, sin tener la idea de usar el cerebro y pensar que si se dispersan es mejor, no, se abojotan en el centro del andén y cuando llega el tren, nojooooda, se echan coñazos para entrar, y en el caso de los del vagón, salir. Solo se oye como las puertas de los vagones hacen el esfuerzo por cerrarse, pero esos coños no las dejan, las sostienen, el tren se demora, un coño anuncia por los parlantes que dejen cerrar las puertas, nada, las puertas hacen que se cierran y se vuelven a abrir, me asomo y veo como todavía 500 personas quieren entrar en un vagón mientras otras 100 quieren salir, en donde sólo caben 90. En mi vagón, hasta asientos hay. Hablando de asientos, al abrirse las puertas, la gente lo que hace es buscar como locas una silla, se empujan, se miran feo, hasta como que ya tienen las sillas con sus nombres, y no valen viejas, discapacitados ni otro ser preferente al uso. El que toma la silla se sienta y si es hombre se hace el dormido para que no lo jodan y si es mujer sólo falta que saque la lengua. Otra verga que veo con arrechera es que cuando hay un asiento disponible junto a la ventana, si uno solicita sentarse allí, el que sea, en vez de correrse o levantarse para que uno pase, lo que hacen es mover las piernas dejando un huequito para que uno pase, pero como los espacios en general son pequeños, por el tamaño de sus cuerpos, chiquitos los coños’e madres estos, uno tiene que pasarle las nalgas por la cara, aunque ellos se muestran inmutables. Lo corroboré cuando una dama me da “espacio” para pasar, pero en vez de meterme de espalda me meto de frente, pasándole el soldado por el hombro, ni miró ni dijo nada.
Me tocó entonces en hora pico, cuando realmente el andén está lleno de esquina a esquina, salir del vagón. Al abrirse las puertas veo como una horda de animales salvajes se abalanzan sobre mi evitando mi salida, pero lo peor es que me dan un empujón que casi vuelvo a quedar sentado. Mi horror, el pito de las puertas suenan, se van a cerrar, así que me armo de valor y con los brazos en posición de coraza voy empujando y dando coñazo a todo el que tengo enfrente, mujer, hombre, coñito, viejita, hasta que casi llegando a la puerta y estas cerrándose, extiendo mis brazos hacia delante y con todas las fuerzas que tengo empujo a la gente a los lados, lo malo y como es costumbre en mi, diciendo: “mejicanos de mierda”. Creo que por eso se quitaron, se quedaron asombrados, eso si, ya yo fuera del vagón y los coños dentro me doy cuenta que si quedo dentro o uno de ellos queda fuera, hubieran sido mis últimos minutos de vida.
Al salir de la estación, al llegar a la superficie, doy gracias al señor por haber salido, por ver el sol, respirar y sentir friíto, porque no se como una red de metro, con al menos 5 millones de personas montadas al mismo tiempo en las diferentes 12 líneas no tenga aire acondicionado y como una vez les comenté sobre el topo-bus, va con las ventanas abiertas.
Sin embargo, prefiero el metro, arriba, cientos de miles de carros se encuentran estacionados en las autopistas, avenidas y calles, creo que vi a la misma gente ayer en el mismo sitio. Son los momentos en que dudo comprarme un auto, prefiero seguir usando el sistema de transporte público subterráneo, el metro, el metro de México, la ciudad más linda y bella del mundo.

…continúa

4 comentarios:

A las 31 ago. 2005, 3:50:00 a. m., Anonymous Anónimo dijo...

Que depinga tu historia... sigue contando mas de lo que te pase, verga que risa todo eso, y lo peor es que es cierto soy un venezolano viviendo en ARIZONA, y aqui se oyen esas historias..

Saludos

 
A las 3 sept. 2005, 10:01:00 a. m., Blogger Mr. Programmer dijo...

Bueno, por lo general así son las historias de todo aquel que sale de su pais a vivir otras cosumbres y culturas.

 
A las 4 sept. 2005, 8:41:00 a. m., Anonymous Anónimo dijo...

eso es cierto, especialmente cuando conoces otra cultura (la mexicana) yo en mi caso me encuentro en estados unidos y donde estoy hay mucho mexicano....

 
A las 14 mar. 2008, 4:26:00 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Hay conchale a ver, soy maracucha y por suerte vivo en Maracaibo pero pretendo salir de esta bella ciudad y lanzarme a mi suerte pa otro lado a ver si mejora mi situacion, !pobre de ti¡ y aqui yo me quejo cuando voy un dia antes del dia de las madres por todo el medio del callejón de los pobres y comienza la gente a empujarme, llenarme de sudor y de cualquier cosa que lleven en las manos, pero yo tengo la satisfaccion de caminar un poco mas empujar a un monton de gente hasta llegar a la avenida libertador y cojer un carrito e'pomona, que por cierto estan peor de cacharras que nunca, montarme y llegar a mi casita a pelear con la colombiana que vive al lado de la casa, pero eso si en MARACAIBO mi hermosa tierra.

te deseo la mejor suerte del mundo alla en mexico, ahhh no les sigais diciendo mejicanos de mierda porque en una de esas te agarran por las dos patas y te tiran de cabeza por una de las ventanillas del metro, chau besos

 

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